Los Estados Unido de América apenas llevaban "unidos" poco más de ochenta años cuando la nación fue sacudida por la guerra Civil. Una nación donde se fraguaban dos sociedades, cada una con modelos sociales, políticos y económicos distintos. Una nación que en 4 décadas había visto multiplicarse varias veces su territorio, la compra de Luisiana a Francia, Florida a España, la anexión de Texas y la posterior guerra con México (1846-1848) De este modo en el espacio de una generación, había nacido un enorme pero aún vació imperio, y conforme se expansionaba también fue adquiriendo mayores proporciones el problema de impedir que las fricciones y conflictos internos la deshicieran. El ambiente político de los Estados del Norte y del Sur había quedado moldeado por el interés del Segundo en sus plantaciones y en la conservación de la esclavitud, mientras el primero se inclinaba hacia el comercio, la navegación y los intereses financieros; de un lado se encontraban los agricultores deudores, y por otro los capitalistas acreedores. Después de la Independencia, los primeros fueron representados por el partido demócrata de Thomas Jefferson y los últimos por los federalistas (más tarde republicanos) bajo Alexander Hamilton.
El factor principal de futuras disensiones entre Norte y Sur fue la impotencia política de la Constitución bajo la cual se gobernaban los Estados. Era un instrumento ideado para controlar las diversas posiciones de cada Estado, pero inadecuado para sostener la solidaridad de un país en continuo crecimiento. La Constitución había derogado a los artículos de la Confederación de 1777. El Congreso de Filadelfia de 1787 trataba de resolver los problemas a los que se enfrentaba el nuevo Estado, deuda, conflictos comerciales interestatales, levantamiento social,…
La creación de la nueva Constitución fue fundamentada en los principios del federalismo como propugnaba Alexander Hamilton, (Dos cámaras, regulación del comercio, capacidad de implantar impuestos, pagar deudas y constitución de un ejército para la defensa de la joven nación) aunque el nuevo país estaba compuesto en su mayoría por pequeños granjeros propietarios, celosos de su independencia estatal, con lo cual el pragmatismo con el que estaba elaborada la Carta Magna, dejaba muchos cabos sueltos. La interpretación de la Constitución por ambos bandos fue justificación de las agresiones mutuas. El Sur por ejemplo defendía su libertad a seguir con su modo de vida. También está el caso comercial. La Constitución garantizaba no poner impuestos de exportación, pero qué pasará cuando el Norte quiera proteger su industria imponiendo aranceles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario